Querido Fernando, parece que fue ayer cuando nos conocimos con motivo de una convivencia de nuestro Movimiento. Nosotros éramos unos novatos. Veníamos de Los Palacios y Villafranca, recién incorporados como miembros de nuestro novel Movimiento en la Diócesis de Sevilla. Fuimos a la Asamblea que en aquel año, creo recordar, era extraordinaria porque había elecciones al Equipo de Presidencia. El grupo de Los Palacios, llegamos al Convento de los Capuchinos, con toda la ilusión del mundo, pensando en ayudar y aportar nuestro granito de arena Movimiento Familiar Cristiano. nos encontramos con unas personas maravillosas que nos recibieron con los brazos abiertos, como hermanos. En aquellos momentos terminaba tu mandato de primer presidente del MFC de Sevilla, se iba a proceder a las nuevas elecciones, a las cuales se volvíais a presentar vosotros y también otra candidatura la de Agustín y Carmen. No recuerdo ni cómo ni porqué (ni tampoco nos preocupa), nos vimos tanto Aurora como yo, propuestos por ti para que fuésemos vicepresidentes en tu candidatura. Tampoco sabemos porqué aceptamos, pero que más da, quizás porque llegábamos nuevos y nos cogistes como novatos. Recordamos que después de la votación, la cual perdimos, salieron de presidentes Agustín y Carmen.
Aquí Fernando comenzó nuestro caminar juntos, con tu querida esposa Flora y nuestro queridísimo Fernandito, al que todos queremos tanto. Has sido desde mi punto de vista una persona en algún momento incomprendida, dentro del Movimiento, pero teniendo en cuenta que cuando hablabas en cualquier reunión, asamblea, retiro o convivencia, yo estoy seguro que no hablaba Fernando, lo hacia su corazón que lo ponía en todo momento al servicio del MFC, al cual has querido tanto, como nos lo has demostrado asistiendo siempre a todas las convocatorias a las cuales habéis sido citados.
Hoy para desgracia del MFC de Sevilla, nos has abandonado, el Señor ha querido que partas a su encuentro y yo estoy convencido que tus alforjas en las cuales metiste en su momento los talentos que Él te dio, estarán llenas y que te presentarás ante Él, con toda la dignidad que has tenido en tu vida terrenal, cuidando y amando a tu esposa Flora a Fernandito, tu familia y a todos los que hemos tenido la suerte de haberte conocido y querido.
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Fernando, nos ha tocado la mala suerte, en el momento de tu marcha al lado de Señor, ser nosotros los presidentes del MFC, nunca lo hubiésemos deseado pero los designios de Dios, son los que son, y sólo nos queda desearte que estés lo más cerca del Él y que pidas mucho por nosotros y por tu Movimiento Familiar Cristiano al que distes tanto.
Descansa en Paz
Aurora y Vicente
Presidentes diocesanos
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