El
1 de Diciembre se celebró en el Monasterio de Ntra. Sra. De Loreto ,
en la carretera de Espartinas; dirigido por nuestro conciliario D.
Manuel Orta el retiro de Adviento en el que nos desarrolló el
significado del icono de Ntra. Sra. Del Perpetuo Socorro.
Los iconos nos vienen de
Oriente: de Bizancio o de su imperio. La iconografía bizantina es un
arte sagrado basado no sólo en criterios estéticos, sino sobre
todo, místicos. Los iconos orientales no son meras imágenes
pintadas o esculpidas para fomentar la piedad popular o para adornar
la casa. Son verdaderos objetos de culto, una presencia invisible,
pero real, a quien invocar y ante la que podemos rezar. El pintor de
iconos quiere ser un artista inspirado, un intérprete del Espíritu
Santo, más que un artista técnicamente perfecto. Pretende crear una
atmósfera espiritual y mística y sumergirnos en ella, transmitir un
mensaje religioso, al desvelar una faceta de algún misterio de
Cristo, de la Virgen o de algún santo. Por eso, antes de realizar su
obra, se entrega seriamente al ayuno y a la meditación.
Algún
autor se atreve a llamar al icono ‘sacramento’, en cuanto signo
eficaz de una presencia que se ofrece al creyente en la medida de la
acogida que le dispense. La finalidad del icono es despertar en el
espíritu del que lo contempla inspiraciones y sentimientos divinos,
que nos acerquen más a Dios y a la Virgen. Hacernos perceptible y
cercano lo invisible y espiritual: ésa es su misión.
Qué representa nuestro
icono
Es un icono representativo
de la Theotokos,
de la Madre de Dios con su Hijo, ya crecido, en brazos. Según el
papel que ejerce la Virgen en la salvación de los hombres, se suele
distinguir tres categorías de iconos marianos:
- La Virgen que
enseña el camino: ‘Hodigitria’.
- La Virgen de la ternura:
‘Eleusa’.
- La Virgen de la Pasión: ‘Strastnaia’.
¿Quién
no percibe a simple vista en nuestro icono del Perpetuo Socorro este
triple mensaje?
Nos muestra el camino
hacia Dios,
porque María franquea la puerta al Verbo para que se haga hombre
entre los hombres y realice nuestra redención y abre así a toda la
humanidad la puerta de acceso a la plenitud de vida en Dios. Su mano
derecha señala a Jesús a quien hemos de seguir.
Es Madre
de ternura,
porque su rostro y sus ojos, aunque marcados por cierta gravedad, más
que tristeza, derraman bondad y ternura maternales.
Es sobre todo
Virgen
de la Pasión
por la escena que representa: la visión de su Hijo niño, que se
asusta ante los instrumentos de la Pasión que le presentan los
arcángeles Miguel y Gabriel, mientras Ella amorosamente lo protege
entre sus brazos. Los ángeles como ‘portadores de trofeos’
conectan con el sentido glorioso de la Pasión.
Esta gran riqueza
de contenido, convierte a nuestro icono en un pequeño tratado de
Mariología, capaz de colmar tanto las exigencias de un teólogo como
el sentimiento popular del pueblo sencillo.
En la Ciudad Eterna
Asomémonos
ahora a la breve historia de esta fuente de bondades y ternura que es
nuestro icono del Perpetuo Socorro.
El primer documento histórico
sitúa a nuestra Virgen repartiendo milagros a finales del siglo XV
en la iglesia romana de San Mateo. Consta que el icono había sido
robado de otra iglesia de Creta por un mercader, que en su viaje a
Roma, fue librado de un inminente naufragio, al invocar al icono que
llevaba escondido entre sus mercancías. Este ‘piadoso’ ladrón
tuvo remordimientos a la hora de su muerte y reveló el secreto al
amigo romano que lo atendía, con el ruego entre lágrimas de que lo
diera para recibir culto en un templo.
El romano, por complacer a
su mujer, desoyó la última voluntad del mercader y las repetidas
amonestaciones que la Virgen le hizo por medio de visiones. “Como
no me has querido creer –le dijo al fin la Virgen–, es necesario
que tú salgas primero para que yo pueda encontrar un lugar más
digno”.
Murió el empecinado romano, pero aun así no se doblegó
la voluntad de la viuda.
Fueron
necesarios avisos serios en apariciones a su hija de seis años; en
ellos la Virgen revela su nombre: “Santa
María del Perpetuo Socorro os requiere para que la saquéis de
vuestra casa”.
Y también el lugar en que quiere ser venerada: “Entre
Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, en una iglesia dedicada
al apóstol San Mateo”.
La niña comunicó el mensaje de la Virgen a su madre. Avisó por fin
la viuda a los agustinos encargados del culto de aquella iglesia,
quienes organizaron el solemne traslado de la imagen. Hubo una gran
asistencia de clero y del pueblo fiel. Ese mismo día la Virgen
realizó el milagro de curar a un paralítico que se encomendó a
Ella.
Y allí fue colocada el 27 de marzo de 1499, fecha que
inicia la etapa romana de la historia milagrosa del icono.
Tres siglos de esplendor y
70 años de olvido
Este pequeño templo romano
de San Mateo estuvo presidido durante tres siglos por la dulce mirada
del Perpetuo Socorro. ¡Quién pudiera contar las maravillas de
afluencia y fervor de los hjios, a los que respondía siempre la
Madre con prodigios y favores espirituales y materiales!
Pero la
invasión napoleónica también entra a saco en Roma. El general
Massena decreta la demolición de treinta iglesias romanas, bajo el
pretexto de que amenazaban ruina, para expoliarlas. Entre ellas,
estaba la de San Mateo con el icono del Perpetuo Socorro. Los
agustinos no quieren separarse de él. Se acogen a una iglesia vecina
con la imagen y años más tarde, cuando les confían Santa María de
Posterula, colocan allí el milagroso icono, no en la iglesia,
dedicada ya a otra advocación mariana, sino en el oratorio privado
de la comunidad. Allí permaneció durante muchos años desconocida
del pueblo e incluso de los mismos frailes, a excepción del H.
Agustín Orsetti, único superviviente de San Mateo. Frecuentaba el
convento y la amistad del H. Orsetti un niño, Miguel Marchi, quien
muchas veces ayudaba a misa en dicho oratorio privado. A este niño
es a quien el H. Orsetti frecuentemente le repite con misterio y
ansiedad: "Ten
muy presente, Miguelito, que la imagen que está arriba en la capilla
es la Madonna de San Mateo. Que no se te olvide. Tenlo por cierto.
¿Has comprendido, mi querido Miguelito? Era prodigiosa".
Poco después, a la muerte del H. Orsetti, en 1855, Miguel Marchi
entra en la Congregación del Santísimo Redentor.
Un nuevo amanecer
Todo empezó con una
predicación del P. Blosi sobre la Virgen en el grandioso templo de
los jesuitas del Gesú. Hablaba precisamente de las imágenes
marianas de la Ciudad Eterna y se refería a la del Perpetuo Socorro,
cuyo paradero entonces se ignoraba: “Fue
muy célebre en sus prodigios –decía
el padre–;
pero hace ya 70 años que no ha dado señales de vida, porque sin
duda se encontrará abandonada, en cualquier lugar privado sin culto
público desprovista de aquella afluencia de público que tuvo en
siglos pasados…”.
Después
de contar su historia, al recordar la voluntad de la Virgen: "Es
mi deseo ser colocada entre mi querida iglesia de Santa María la
Mayor y la de mi querido hijo adoptivo San Juan de Letrán",
añadió el P. Blosi: “Ojalá
que entre mis oyentes hubiera alguno que, conocedor de su actual
paradero, avisara a quien la tiene oculta… este expreso deseo de la
Madre de Dios”.
E insinuó un deseo que se convirtió en profecía: “Quién
sabe si no se ha reservado a nuestros días el descubrimiento de esta
imagen que ha querido llamarse Perpetuo Socorro…”.
Muy
pronto llegaron ecos del sermón a los redentoristas y al P. Miguel
Marchi asignado a la comunidad que se había asentado en el
Esquilino, en un terreno que correspondía justamente al ocupado por
el antiguo convento e iglesia de San Mateo. Esta circunstancia, unida
a ciertos descubrimientos que de la lectura de viejas crónicas iban
adquiriendo y, sobre todo, a la presencia en la comunidad del antiguo
Miguel Marchi, conocedor del paradero de la imagen, encendió a los
redentoristas en un vivo deseo de poseerla. Era el año 1863. Dos
años más tarde el Superior general de los redentoristas, P. Mauron,
presentaba al Papa Pío IX la solicitud del Icono para la nueva
iglesia. El Papa, gran devoto de la Virgen, accedió benévolamente a
sus deseos y le dijo en la audiencia: “Dadla
a conocer a todo el mundo”.
Mandato que están cumpliendo en las cinco partes del mundo, los
pregoneros de la Virgen, que son los redentoristas.
“Pero qué hermosa es”
El
icono antes y después de la restauración
Los redentoristas recuperan,
sí, el Icono; pero se hallaba muy deteriorado, por su antigüedad
secular y por el abandono de los últimos años. Necesitaba una
restauración urgente. Esta delicada tarea se le confió a un experto
artista polaco, Leopoldo Nowotny, que la realizó técnicamente bien,
pero sin demasiada fidelidad al original.
Éste es el Icono que
seguimos llamando original, el modelo que se venera en la iglesia de
San Alfonso de Roma y del que provienen todas las copias repartidas
por el mundo.
Era el 6 de abril de 1866.
Una entusiasta procesión acompaña a la Imagen en su traslado y
reposición en la iglesia de San Alfonso. La historia nos conserva
varios milagros realizados por la Virgen a su paso por las calles de
Roma. La prensa local comenta el acontecimiento y se organizan
solemnísimos cultos en su honor, con la iglesia siempre rebosante de
fieles. Pocos días después de su restauración, el mismo Papa Pío
IX viene a venerar la Imagen que él mismo había otorgado a los
redentoristas. Y cuentan que al contemplarla, exclamó emocionado:
“Pero,
¡qué hermosa es, qué hermosa es!”.
El
23 de junio de 1867, a petición de los redentoristas y de sus
numerosísimos devotos, la Virgen del Perpetuo Socorro es coronada
canónicamente. La razón fue muy sencilla: porque reunía como
ninguna las condiciones para tal honor: el culto antiquísimo de más
de tres siglos y su fama de ser muy milagrosa.
Aquí dejamos a
nuestra Reina, la Virgen del Perpetuo Socorro, en su nuevo trono de
bondades, rodeada del fervor de multitudes. Ha empezado una nueva
etapa en el culto al Perpetuo Socorro, la etapa contemporánea, en la
que con pleno derecho entramos todos nosotros.
Descripción del Icono
La imagen o icono original
del Perpetuo Socorro está pintado al temple sobre madera. Mide 53 cm
de alto por 41,5 cm de ancho.
Sobre un fondo de oro destacan
cuatro figuras. En el centro, llenándolo todo como protagonistas, la
Virgen y el Niño; y en un lejano segundo plano, los dos arcángeles
Miguel y Rafael con los instrumentos de la Pasión. Según costumbre
oriental, cada personaje está identificado por una inscripción
griega en abreviatura.
La Virgen se nos muestra sólo de medio
cuerpo y en actitud de pie. Viste túnica de color rojo abrochada en
el cuello y un manto azul marino que la cubre desde la cabeza. Bajo
el manto apunta una cofia verde mar, que recoge y oculta sus
cabellos. Tiene sobre la frente dos estrellas. Las coronas de oro y
pedrería del Niño y de la Madre son regalos del Capítulo Vaticano
para su coronación.
El Niño Jesús descansa sobre el brazo
izquierdo de su Madre y se agarra con ambas manecitas a la mano
derecha de la Virgen, buscando protección, al contemplar los
instrumentos de la Pasión que le aguarda. Su figura es de cuerpo
entero, vestido con túnica verde, ceñida con faja roja y de su
hombro derecho cuelga un manto de color rojizo marrón. Tiene
entrecruzadas las piernas y lleva los pies calzados con simples
sandalias, con la peculiaridad que la del pie derecho queda suelta y
colgando. Todo es simbolismo.
Los instrumentos que presenta San
Gabriel son la cruz griega de doble travesaño y cuatro clavos. San
Miguel, la lanza y la esponja. Ambos arcángeles ocultan sus manos
que sostienen un pomo con los símbolos de la Pasión. Los abundantes
pliegues y sombreados de las vestiduras van profusamente marcados en
oro.
Con estos sencillos elementos y símbolos el inspirado
artista bizantino consiguió plasmar en este bellísimo Icono su fe y
devoción y legarnos un objeto para el culto y devoción, rico en
contenido teológico, como veremos a continuación.
Las
Abreviaturas Griegas que hay escritas sobre el Icono significan:
MP
OY [Meter
Theou]: Madre de Dios (en los ángulos superiores del Icono)
O
AP M [O
Arjanguelos Mijael]: el Arcángel Miguel (sobre el arcángel que está
a la izquierda del quien mira).
O
AP G [O
Arjanguelos Gabriel]: el Arcángel Gabriel (sobre el arcángel que
está a la derecha del que mira).
IC
XC [Iesus
Jristos]: Jesucristo (a la derecha de la cabeza de Jesús Niño).
Mensaje del Icono
Hecha la descripción del
Icono, debemos preguntarnos: ¿qué quiere decirnos? ¿Qué mensaje
pretende transmitirnos?
La interpretación general es clara. Los
arcángeles Gabriel y Miguel presentan a Jesús niño los
instrumentos de su Pasión futura. Al contemplar esta dramática
visión, el niño, en su condición de hombre mortal y pasible, se
asusta y se estremece y en un brusco movimiento busca socorro en los
brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El susto y
movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de
piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.
El
icono representa la realidad teológica completa de la Redención por
la Pasión Gloriosa. Los instrumentos de la Pasión no son sólo
presagio de dolor y muerte, aparecen en las manos ‘veladas’ como
trofeo y símbolo de victoria lograda.
Todo Icono es espacio de
culto y contemplación espiritual. Está pintado para nosotros. Por
eso la Virgen no está mirando al Niño para consolarlo, como sería
lo más natural, sino que se sobrepone al dolor de su Hijo y al suyo
propio y endulza benignamente su rostro, para ofrecer al que la
contempla una mirada llena de acogida y de ternura y un mensaje de
esperanza.
Cada detalle posee un simbolismo propio. Mirarla con
amor es el mejor método y nos ocurrirá como a un enamorado de
nuestra Imagen, que escribía: “No
me canso de contemplarla, porque cada vez que la miro siempre
descubro en ella algo nuevo”.
Devoción a la Virgen del
Perpetuo Socorro
Desde 1866 el Icono original
tiene su santuario en la iglesia de San Alfonso, de Roma. Pero su
devoción alcanza a todos los rincones del mundo Sería casi
interminable enumerar las naciones y centros que le rinden culto
especial; por eso, nos limitaremos a señalar algunos datos más
significativos:
- Es la más venerada en Rusia.
- Es
considerada como símbolo de unió entre la Iglesia Romana y las
iglesias orientales separadas. Tiene sentido ecuménico.
- En
Singapur, cada sábado, para hacer la Novena Perpetua, se reúnen en
su templo más de 20.000 personas en turnos sucesivos.
- En Bombay
(India) se hace la Novena 12 veces al día a causa del gentío.
-
En Baclaran (Filipinas), se reúnen los miércoles para hacerla más
de 80.000 devotos.
A España llegó la primera copia del icono en
1867, al año de ser restaurado su culto en Roma. Se expuso en Huete
(Cuenca), primera fundación redentorista en España y allí realizó
el primer milagro, al curar de su ceguera a un niño llamado Lucas.
Hoy se la encuentra por doquier, no sólo en las iglesias y en las
casas particulares, sino en los sitios más inverosímiles.
Bajo
su advocación funcionan asociaciones como su Archicofradía y la
Visita domiciliaria, que junto con la revista Icono llevan su
presencia y sus favores a millares de hogares españoles.
En
España la Virgen del Perpetuo Socorro es Patrona oficial de
entidades públicas, como Sanidad Militar, Colegios Médicos, el
Ministerio de la Gobernación, el Seguro Español, Beneficencia
Municipal de Madrid, Instituto de Previsión, Ministerio de
Hacienda…
Son millones las copias de su Icono, estampas,
medallas y llaveros. Muchas las revistas y libros sobre el Perpetuo
Socorro y hasta existen varias emisoras del mundo al servicio de su
culto.
Éstos son algunos datos para conocer el alcance de la
devoción a nuestra Madre. Datos que deben animarnos también a
nosotros a quererla y honrarla siempre.
Con
la elocuencia que le caracteriza, nos animaba a tomarla como modelo
de actitudes cristianas para nuestra vida. No conformarnos en
Adviento con realizar el retiro, dándonos varias propuestas: rezo
del santo Rosario, lectura del libro de Isaías, del evangelio de San
Juan, etc.
Después
pasamos a la reflexión personal. Siguiendo la puesta en común en el
salón.
Antes
del almuerzo se rezó el Santo Rosario en la iglesia del monasterio.
Una
vez finalizado el almuerzo, se celebró el acto penitencial
individualmente, colaborando en él un hermano franciscano de la
orden.
Sobre
la media tarde se celebró la Eucaristía, también en la iglesia.
A
la finalización de la misa, se nos explicó la historia del
Monasterio así como de su patrimonio artístico. Realizamos una
visita guiada por dos salas-museo donde pudimos contemplar cuadros,
imágenes, mantos, etc.
Con
esta visita terminó el retiro.