Gracias,
Señor por tus misericordias,
que me cercan en número mayor
que las arenas de los anchos mares
y que los rayos de la luz del sol.
Porque yo no existía y me creaste,
porque me amaste sin amarte yo
porque antes de nacer me redimiste:
gracias, Señor.
Porque me diste a tu bendita Madre
y te dejaste abrir el corazón,
para que en él hallase yo refugio:
que me cercan en número mayor
que las arenas de los anchos mares
y que los rayos de la luz del sol.
Porque yo no existía y me creaste,
porque me amaste sin amarte yo
porque antes de nacer me redimiste:
gracias, Señor.
Porque me diste a tu bendita Madre
y te dejaste abrir el corazón,
para que en él hallase yo refugio:
gracias, gracias, Señor.
Porque yo te dejé y Tú me buscaste,
porque yo desprecié tu amable voz
y Tú no despreciaste mi miseria:
gracias, Señor.
Porque yo te dejé y Tú me buscaste,
porque yo desprecié tu amable voz
y Tú no despreciaste mi miseria:
gracias, Señor.
Porque
arrojaste todos mis pecados
En
el profundo abismo de tu amor
Y
no te quedó de ellos ni el recuerdo
Gracias
Señor
Porque
bastaba para redimirme
Un
suspiro, una lágrima de amor
Y
me quisiste dar toda tu sangre:
Gracias,
gracias, Señor.
Por
todas estas cosas y por tantas
Que
conocemos nada más Tú y yo
Y
no pueden decirse con palabras:
Gracias,
Señor
¡Qué
te daré por tantos beneficios,
Cómo podré pagarte tanto amor?
Nada
tengo, Señor y nada puedo
Lleno
de inmensa gratitud y amor,
Señor, por tus misericordias:
Señor, por tus misericordias:
gracias, gracias, Señor. AMEN
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